Juan Dacalle (Profesor): La pregunta sería, desde la perspectiva musical: ¿qué determina sonoramente la música popular contemporánea?; y, desde el punto de vista del oyente: ¿en qué deposita su fruición?
Dámaso Puebla (Escultor): Sería algo así como solucionar el problema de la creación musical: encontrar la clave que asegure el éxito de una obra.
Juan Dacalle: Bueno, no tanto, un diagnóstico sobre la situación más que la referencia a la creación musical exitosa.
Dámaso Puebla: Para mi la pregunta necesita una aclaración formal. Porque pienso que la música puede ser abordada desde dos perspectivas: 1° Estructural: su armadura en el pentagrama, y esto nos llevaría a una conversación sobre sistemas de organizar, relaciones de números, etc.; 2° Social: cómo se articulan, a medida que pasa el tiempo, los distintos procesos de validación de ciertas «convecionalidades» exitosas para el público, las asociaciones que hacen, los mecanismos de adecuación del oído de la gente, etc.
JD: Me interesa el segundo abordaje
DP: Me imaginaba. Pero también es importante saber cuál ha sido la función de los medios de comunicación, desde MTV, las disqueras, las estrategias de comunicación vinculadas a ciertos músicos, por tanto: la función de sus agentes de marketing. Es decir, algo así como lo que «se escucha mas». Lo popular puede ser también una decisión de inversión en canales de difusión, mas que algo de la música misma, como los New Kids On the Block.
JD: Aunque resulta prácticamente imposible, intentemos dejar de lado la función del marketing como institución, abordemos el asunto como «red social de intercambio».
DP: Aunque hay una diferencia entre una red social de intercambio y una operación de marketing, porque la segunda está determinada por la voluntad de ciertos agentes, la primera se da de manera espontánea.
JD: Esta segunda es la que me interesa. Y ya que veo que nos dirigimos a los oyentes: ¿cuál es la disposición espontanea contemporánea respecto de la música popular?
DP: Pienso que el «fenómeno» de los Wuachiturros es significativo (nunca pensé que diría eso)
JD: Sí, estoy de acuerdo. Pero el problema es la música popular en su sentido amplio, el wuachiturro es solo una parcela
DP: Sí, sí, voy para allá. Creo que es difícil hablar de épocas hoy, pero de todas formas existen ciertas «virtudes» que podemos reconocer como convencionales a un momento, como el «respeto a la diversidad», “la búsqueda de un humano más vinculado con sus emociones», mas «sensible» al medio, no tan perverso, etc. Pienso que la imagen que se genera acerca de lo contemporáneo para el lego descansa en la identificación mediática de estas virtudes, sean cuales fueren.
JD: Entiendo, pero esas categorías exceden el plano de la música. Digamos, serían especies de “trascendetales”. ¿De qué manera o con qué modificaciones podrían aplicarse a la música popular contemporánea misma?
DP: A ver, en el momento en que el público se identifica con un músico, algo así como el caso de Bono de U2, es porque ven en él, además de que “canta bonito”, que tiene una moral que lo respalda, una especie de microideología. Con REM pasaba lo mismo, con Pink Floyd, los Rolling Stones, etc.
JD: O sea, ¿la fruición contemporánea pasaría por la empatía?
DP: Yo creo que por la búsqueda de esta empatía, pero empatía con esta microideología que puede o no vincularse con los ideales de una época. Sex Pistols, no eran pop, todo lo contrario, pero se vuelven exitosos con esto. Ahora en particular, lo propio del pop es su agilidad de recambio, como la comida rápida: moda que se renueva.
JD: Estoy de acuerdo, pero chocamos con un problema radical: si parte de lo esencial del pop o de la música popular es la identificación con una microideología, y si consideramos esa microideología como un núcleo de sentido, entonoces no podría haber música popular instrumental. Y si la hubiese, los músicos debiesen tener una postura muy clara «fuera del escenario».
DP: ¿Un ejemplo de musica «popular» instrumental?
JD: Inti illimai
DP: Pero nada mas dentro de cierta ideologia palimpsestiana.
JD: El problema es que la música popular, entonces, no se sustentaría a sí misma.
DP: Exacto. Pero no es un problema, el problema es «en » lo que se sustenta.
JD: Claro, claro… lo popular lo determinaría la fruición de un estado cultural. O, en su defecto, en una microideología.
DP: Pero Inti Illimani se sustenta en un cierto virtuosismo, y eso los elevaría bastante por sobre los Wuachiturros. Pero aún más: están sustentados en la figura de América conquistada, eso es doloroso. Creo que las imágenes en las que se sustenta cada sujeto es una imagen compuesta como las de Bergson.
JD: De acuerdo, pero volvamos a la empatía: ¿crees que hay géneros de música, a parte del popular, que se sustenten en aquella misma empatía?
DP: Creo que mucho se sustenta en la empatía, no sólo la música, las relaciones personales, la eleccion del menu de hoy, etc.
JD: Pareciéramos haber logrado algo no menor, una categoría fonomenológica de la música: la «empatía»; me gusta, pero necesitamos un apellido que la lleve a la música misma, para obviar su trascendentalidad equívoca. Sabes que me gustan las estructuras: necesitamos nombres.
DP: ¡Pero inventate uno! ¿“Empatía relativa”’
JD: Ya, me gusta. Pero ahora me gustaría algo más holístico… una teoría T de la música popular contemporánea.
DP: Uuh, bellísimo.
JD: Lamentablemente, ¿eso no se podría lograr antes de tener un acerbo de categorías no?
DP: Mas o menos. Debiésemos entender las categorías como condensaciones conceptuales, primero hay que ver qué ideas hay que condensar. Yo creo que hay que comenzar, simplemente, y con la necesidad de particularizar aparecerán las categorías, con las buenas preguntas.
JD: Pero, ¿crees que las categorías son condensaciones de fenómenos o condensaciones de ideas mismas? Porque el problema es que en música hay sólo forma, no una materialidad bajo la hegemonía del ojo.
DP: Claro, por eso te preguntaba lo primero, porque la música tiene eso de que es un poco abstracta y un poco concreta a la vez.
JD: Así es.
DP: Pero en verdad lo que se puede decir siempre son ideas, ¡o mejor toca la guitarra! A mi me pasa con la escultura. A veces tengo mucho que decir.
JD: Claro, pero creo ver algo complejo. Dejando de lado una finitud metafísica (el arte debe ser la concreción de lo infinito en lo finito), la escultura, en tanto permanencia del objeto, debiese permitir una mejor aproximación fruitiva, sin embargo, resulta todo lo contrario, ¿ no?
DP: Claro, la gente no toca una escultura, la mira, y con eso ya se aleja de la fruición y termina sintiendo con la idea que podría haber detrás la escultura. Es racional para muchos
JD: Atizbo intrincados parajes, amigo mío.
DP: Sí, los hay, pero siempre ha sido un placer caminar bajo el ramaje insondable. O mejor: Meterse en las patas de los caballos